Arthemesia es uno de esos grupos mal tratados por crítica, público y discográficas. A pesar de ser finlandeses – topicazo – no han tenido la repercusión debida.
No se puede argüir falta de calidad, basta echar un ojo a cualquiera de los trabajos, oficiales o autoproducidos de la banda, para ver que no andan escasos. También poseen un toque que los aleja de los tópicos sin crear nada nuevo. Reúnen, además, los elementos propios para atraer al público: melodías, teclados, estructuras variadas, etc.
Tal vez esos sean los motivos. La falta de posición los arroja al gris mundo de la masa. Ni copian descaradamente, ni rompen los moldes dentro del género, ni cambian formalmente. Otro grupo más.
a.O.a continúa en la onda de todo lo practicado por estos señores: Black Metal melódico a medio tiempo y con teclados. A pesar de los múltiples cambios de formación, conservan ese toque entre nostálgico, en un estilo a los Empyrium, triste, como unos Thy Serpent y profundamente abisal, como los primeros Mundanus Imperium (los del MCD).
Es el resultado de una larga pausa desde su anterior disco oficial, solo interrumpida por un EP y varias demos y promos. Cierto que los miembros de la banda no andan faltos de otros proyectos de cierta relevancia, pero se echa de menos un poco más de trabajo en Arthemesia, pues su propuesta nos parece de lo mejor del panorama Black melódico actual.
Tras una intro larga – tal vez demasiado – y oscura en su planteamiento, entramos en los mágicos mundos de la banda, revoloteando entre notas que sin entrar en los más radicales tonos del metal negro, cabalgan vigorosamente entre la velocidad y los medios tiempos, con constantes inclusiones de pasajes atmosféricos, ora hermosos, ora inquietantes.
Temas largos que no caen en la repetición, pero si en la progresión de la idea central del tema, que evoluciona sabiamente para aderezar el espíritu cósmico del planteamiento. Tal vez por eso, la profundidad del bajo se deja sentir en estos temas. El bajo, ese gran maltratado del Black Metal, en Arthemesia, cobra la importancia que no debió de perder y sin resaltar como en otras bandas del Death, por ejemplo, está presente y es imprescindible.
Las comparaciones son irrelevantes, aun con su anterior disco con el que se une mediante una línea continua – y que cualquiera reconocerá – pero que no se repite. Una línea que, eso si, camina hacia terrenos más tranquilos – con honrosas excepciones como el corte “Liber Omega” y ojo al saxo de este tema-, sin perder un ápice del espíritu Black Metal que en esencia, lejos de la técnica del Death, es la pasión.
A nuestro entender destacaremos el tema cinco “The Noble Elements” que recoge magistralmente todo lo expuesto y aboca el desarrollo musical a un colofón magnífico.
Grandes.
Lo mejor: Las melodías y estructuras formales. El buen desarrollo de la composición.
Lo malo: Tal vez una producción un poco más potente, sobre todo en las guitarras.