QUEEN. Queen I. 1973

Toda época tiene su música, pero hay épocas que marcan la música. La primera mitad de los años 70 acarrearon la eclosión y desarrollo de bandas con una calidad y proyección extraordinaria. Entre todas, sentaron las bases de diferentes géneros que, en años siguientes, definirían géneros propios y alcanzarían cotas de popularidad inusitadas. Es el caso del Hard Rock o el Heavy Metal.

Black Sabbath, Led Zeppelin o Deep Purple figuran en los títulos de esta ola. Pero hubo otros, en una línea menos homogénea que, antes de la llegada de monstruos como Judas Priest, aportaron su granito de arena a la historia del rock en su vertiente más dura. Es el caso de Queen.

Las derivas musicales de Queen en años sucesivos alejaron el grupo de ser considerado uno de los “papas” del Heavy, como lo son, por ejemplo, Black Sabbath o Deep Purple. Pero nadie puede poner en duda que los primeros discos de la banda participaron del sonido rompedor y novedoso del momento con una calidad más que aceptable, aportando elementos sónicos que aun hoy día se repiten en bandas como Blind Guardian, Opeth o Manowar. Hablo de los típicos juegos con coros (derivados del Gospel y el Blues) en que Queen se manejaban magistralmente.

Queen es el primer disco de la banda. Grabado a lo largo de 1972 se publicó un año después con un éxito moderado para una banda desconocida. Sin embargo, temas como Liar, Keep Yourself Alive o Seven Seas of Rhye son, a día de hoy, himnos sobresalientes en la carrera de la banda.

Es un disco muy variado que marca los caminos que Queen desarrollará con posterioridad. Una fe en las música clásica, con profusión de piano y estructuras armónicas que desbancan la sencillez del pop, el personal estilo de Bryan a las seis cuerdas, el componente más roquero de Taylor y por supuesto, la magnífica voz de Mercury que ya apunta las complejidades que caracterizaría su buen hacer en el futuro.

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